5 de enero de 2011

POR NATURALEZA

La diversificación es una característica de la época que vivimos, en muchas áreas de la vida. Recuerdo que cuando era niño había menos carreras universitarias para elegir. Algunas opciones que se tenían eran: Medicina; Leyes; Arquitectura; Ingeniería (Civil, en Electricidad, en Electrónica); Química-Farmacéutica, Química Industrial, Escribanía, Notariado, Contabilidad, Economía, Docencia y otras carreras más… Tanto se ha avanzado en la vida que, además de cada una de las mencionadas carreras, se han diseñado nuevas especializaciones y nuevas carreras, con el deseo de cubrir todas las necesidades humanas y las aristas de investigación, con la intención de mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestro desgastado planeta.
Recuerdo también que cuando éramos niños practicábamos: fútbol, básquet o voley, luego el gran Víctor Pecci puso de moda el Tenis, mucho más tarde le siguió el Paddle (o Pádel como se “castellanizó”)… Con los años otro gran deportista apareció en escena y Carlos Franco nos hizo conocer lo bello del Golf. Ahora en su Country se practica también el Polo. Otros juegos conocidos eran los juegos de mesa como ping pong, ajedrez, dominó, ludo y los distintos tipos de juegos de naipes. Hace ya un tiempo que nos han invadido los juegos electrónicos, creo que comenzó con el “comilón Pack Man”, mucho más tarde le siguió el Nintendo, juegos cada vez más modernos y sofisticados. Por otra parte, los pasatiempos más comunes eran tan sólo: Caminar por el parque, ir al Botánico a ver plantas y animales, andar en bicicleta, pescar, ir a una piscina a hacer vida social…
Ahora los jóvenes tienen mucho menos horas de vida interpersonal “en vivo y en directo”, pues pasan horas ante sus computadoras, chateando, “facebookeando, orkuteando, Flixterando, bloggeando”, etc… Y, por supuesto, consumiendo su precioso tiempo frente a sus laptos en casa, en el parque, en la Universidad, en el Shopping, cada uno encerrado en su mundo virtual. Pero todo eso es parte de la evolución de una sociedad tecnológica y cambiante como la que vivimos…
Sin embargo, debemos saber que como seres humanos tenemos capacidad de cambiar muchas cosas, pero no todas… Podemos cambiar la manera de caminar, cambiar hábitos, vicios, costumbres… Aún así, no todo es factible de cambio… Por ejemplo, no podemos cambiar el tiempo que dura un día, la velocidad en que gira la tierra, el color de los mares. Incluso cosas más cercanas a uno mismo sobre las cuales tampoco tenemos control, como la velocidad del latido de nuestro corazón, cambiar el color de nuestra piel, aunque Michael J. parece que lo logró , el tamaño de nuestros pies y detalles similares…
Debemos entender que existen cosas en esta vida sobre las que no tenemos autoridad, atribución ni poder para cambiar. Y es que cuando nace un ser humano, el doctor lo saca del seno materno y le mira, si tiene pene dice: ¡Es varón! Y si no lo tiene dice: ¡Es una nena! Y aunque la ley, la ciencia y la sociedad quieran decretar un “nuevo sexo” u otra “alternativa de sexo” o como lo quieran llamar, cada vez que nazca un nuevo ser humano el doctor no tendrá ningún tipo de crisis para definir el verdadero sexo del humano recién nacido. Se guiará por el parámetro natural e inamovible, como desde el principio de la existencia humana… Si tiene pene dirá: ¡Varón! Y si no lo tiene dirá: ¡Nena! Lo dirá sin dudar, sin excusas, sin artilugios, ni ningún tipo de depravación… Irá por lo normal, como hace miles de años, como debe ser, como debería seguir siendo.


Julio C. González Duarte