8 de octubre de 2008

“PROHIBIDO PENSAR”

Homenaje y desafío… Siento un profundo respeto por las personas que se sacrificaron para que ahora vivamos tiempos mejores, en todas las áreas de la vida e incluso en las menos perceptibles para la economía y los intereses nacionales. Algunos hechos fueron de trascendencia, sin embargo, otros casos sólo pasaron a formar parte del anecdotario familiar. No tengo intenciones de parecer cursi ni fanático… Pero, como ahora la información sobre su vida ya se encuentra en Internet, resulta más fácil referirse a su persona sin parecer presuntuoso. Este artículo va, especialmente, para los que no lo conocían, y aunque tal vez no haga diferencia alguna saber o no de él, solo intento brindar un homenaje a una gran persona, de la que siempre estuve y aún estoy muy orgulloso: Don Ciriaco Duarte, mi abuelo. Era encarnaceno, tipógrafo, siempre preocupado por las causas nobles, formó parte de los sindicatos desde muy joven, apenas con 16 o 17 años ya era conocido por apoyar –desde su oficio– los reclamos de los menos afortunados en la sociedad. Fue perseguido por muchos años, por quien fuera su vecino años antes y con quien compartiera juegos infantiles, Alfredo Stroessner. Éste, al estar en el gobierno, lo mandó apresar, torturar y encarcelar en varias ocasiones, recluyéndolo incluso en Isla Margarita, tan sólo por pensar de una forma diferente. Hoy, a 12 años de su deceso, aún lamento que ya no esté entre nosotros. “Tata”, como le decíamos cariñosamente, tenía una agudeza para discernir la realidad de manera tan clara, que podía interpretar las palabras entre las palabras dichas por aquellos que no querían o no tenían (ni tienen) el valor de decir la verdad, mientras que con una repugnante verborragia trataban de explicar o justificar sus actos vergonzosos y antipatriotas. Tata tenía la sabiduría de expresar, en un par de palabras o en una breve frase, su opinión o su reflexión acerca de una situación, acerca de cómo aquellos actos dictatoriales perjudicaban profundamente la honorabilidad y la dignidad de los afectados. Lastimosamente, no pudo ver la caída del poder del partido-gobierno que tanto lo hiciera sufrir física, psíquica, familiar y emocionalmente. Pero no por el hecho de la simple caída del partido Colorado y nada más, sino porque hubiera disfrutado mucho ver que, por fin, tenemos oportunidad de probar la alternancia, aun cuando la misma –quizá– no sea incorruptible. A Don Ciriaco le acusaron de “ácrata”, enemigo del gobierno y peligroso cabecilla, anarquista-comunista, libre pensador… y esto último era el punto crucial por el cual no tenía cabida en aquel gobierno. Esa fue la sentencia emitida por el Poder Ejecutivo, a través de un comunicado, para la Policía Nacional. Sin embargo, eso era lo más descabellado e incoherente que jamás pudiera haber pensado persona alguna que conociera a Don Ciriaco Duarte, quien era pacífico hasta los tuétanos, respetuoso de la vida y la dignidad humana, para quien un adversario político no era un enemigo sino una persona honorable con una opinión diferente y con la cual se debería llegar a un acuerdo racional y pacífico. Jamás supe que alguna vez haya hecho algo sin haberlo pensado profundamente y comprendiendo todas las posibles consecuencias de sus actos. Su habitual manera de hablar pausada, trasmitía paz a los oyentes. Quizá, su única obsesión fue la lectura y la información. Leía todos los libros y periódicos que llegaran a sus manos, nacionales e internacionales, y reflexionaba sobre todo. Siempre tenía opiniones muy acertadas, las que le valieron importantes espacios en literaturas internacionales. Libros, publicaciones y cartas escritas por personajes importantes de la política internacional formaban parte de su tesoro personal, literario y cultural. Su vieja máquina de escribir estaba siempre al alcance de la mano en su escritorio, y cualquier hora era buena para poner en papel sus “ideas”, como denominaba él a sus profundas meditaciones acerca de la realidad nacional. Era un gran deleite, cuando entre sus lecturas y escritos para responder a las cartas de sus amigos, me concedía una tarde o una siesta para compartir sus experiencias. En una de esas conversadas noches de verano me dio una enseñanza que –probablemente no sea de lo más profunda– pero considero que en este momento, sería el consejo más oportuno para todos los paraguayos y ojalá lo pusiéramos en práctica… Lo que me dijo fue: “Debemos trabajar como las hormigas, todos y cada uno haciendo su parte con un objetivo común: el bienestar nacional. Para construir un país mejor, el interés que debe primar es el interés nacional. En la tierra en la que vivimos debe haber paz, justicia social, trabajo y seguridad. Debe ser un lugar donde las familias puedan crecer y progresar, viendo a sus descendientes establecerse y ser felices en la tierra que los vio nacer”. Si todos, cada uno de nosotros, en nuestro respectivo puesto de trabajo colaboramos para que todo sea transparente: el país va cambiar. Es una tontería pensar que el Ejecutivo tiene la culpa de todo. A los ladrones, estafadores, coimeros se los tiene que denunciar y presentarlos a la Justicia. Hay gente honesta en nuestro país, mucha gente honesta. Aquellos que creen que robando hoy se aseguran el mañana, no entienden que en este territorio hay riquezas que se están agotando, sin embargo si éste nuestro país se vuelve confiable, las riquezas del mundo podrían volcarse sobre nuestra nación y así llegaríamos a conseguir los recursos, inversiones, confianza y apoyo internacional que tanto necesitamos para salir adelante. Si todos empezamos a hablar sólo la verdad y obrar en integridad, si denunciamos y no encubrimos a los corruptos, podremos sanear nuestro país. Y si los vagos, planilleros, ineptos, ladrones, vende-patrias se quedan sin trabajo y son interpelados por la Justicia se hará un bien al país, a la economía y a la sociedad. Por ende, mejorará la imagen del país ante la opinión internacional. ¡Decídete! ¡Haz tu parte! Si tu integridad tiene precio, tus hijos van a pagar muy caro, cuando se les termine el dinero que les dejes. Ser hijo, nieto o bisnieto de un bandido, ladrón, estafador, narcotraficante, no es un honor para nadie, ni lo será dentro de 100 años, no empeñes la felicidad de tus descendientes, ni el honor que heredaste de tus antepasados por un puñado de billetes que tarde o temprano se acabaran indefectiblemente. Haz un compromiso con tu familia, con el país y con las generaciones venideras y, lo más importante, deja un legado a tus hijos y nietos del cual puedan sentirse orgullosos. Si en este país en donde estamos inaugurando una nueva era, todos y cada uno de nosotros nos dedicamos a hacer bien nuestra tarea, sin estar desconfiando de todo y de todos, entreteniéndonos con críticas inconducentes y esperando que el Ejecutivo diga o haga todo, entonces, no podemos esperar que todo cambie… Tal vez cambien algunas pocas instituciones o algunos malos hábitos se puedan corregir… Pero, incluso eso sería mucho si seguimos como hasta ahora: con más críticos que propulsores del cambio. Cambio, que dicho sea de paso, no es instantáneo, ni automático. Es más, todo cambio es doloroso y traumático quizás, pero debemos crecer y afianzarnos como nación que pretende ingresar al concierto de las Repúblicas Democráticas del Siglo XXI. Mi homenaje a don Ciriaco Duarte que aún a los 70 años de edad fue torturado, solo por pensar en el bienestar nacional. Vivimos tiempos diferentes, en los cuales nadie debería ser encarcelado o torturado por buscar el desarrollo del país o pensar diferente, así que pongámonos todos la “camiseta nacional” y construyamos un país en serio. Grandes paradigmas nos han dejado luchadores como Don Ciriaco y muchos otros, es tiempo de seguir el ejemplo… ¡Manos a la obra! Julio C. Ciriaco González Duarte. NOTA: A continuación, un artículo que corrobora lo expresado acerca de mi abuelo. https://altermediaparaguay.blogia.com/2009/092601-prohibido-pensar.php
 PROHIBIDO PENSAR. El conocido dirigente anarquista de Paraguay, Ciriaco Duarte, apresado por la Policía Política de Stroessner, llegó a la oficina de Investigaciones cargando sobre sus espaldas una bolsa repleta de libros anarquistas de su pertenencia. Antes de pasar por la cámara de tormento por el grave delito de ser propietario de obras subversivas, permaneció 48 horas de plantón, es decir, de pie, mirando a la pared con las manos atrás, sujetadas con las metálicas esposas. La guardia que lo controlaba no le permitía apoyarse en la pared y le impedía el minino movimiento corporal como parte de la estrategia de la pre -tortura. Duarte, que tendría unos 70 años, sufría de varices y muy pronto se le hincharon las piernas y se le amorataron las manos, sin embargo, él no perdía la calma, ni el humor. Creo que se trataba de su centésimo apresamiento por el mismo delito: tenencia de libros. La pieza estaba llena de prisioneros políticos e intentó comunicarse con el que estaba a su lado, también de plantón, pero mirando la otra pared. Intervino la guardia prohibiéndole hablar con nadie. Un rato después, Duarte solicitó uno de sus libros para distraerse leyendo, o que, en ultima instancia, su guardián leyera, pedido también denegado. Finalmente, con aire de seriedad y grandilocuencia, pregunto si podía pensar, y el verdugo, que ya estaba nervioso, perdió la paciencia, se le abalanzó y le propinó sendas trompadas. Cuando cayó al suelo recibió patadas y golpes de sables. Mientras Duarte gemía de dolor, el verdugo cual perro rabioso, gritaba desaforadamente que en una sagrada institución policial "estaba prohibido leer literatura diabólica y, sobre todo, PROHIBIDO PENSAR....